Desde hace un tiempo hasta la actualidad, los actos xenofóbicos en contra de los venezolanos han ido aumentando, y se ha extendido de país en país, pues al parecer el mundo entero está en contra de las personas que han salido de Venezuela huyendo de la situación económica y buscando una salida para lo que ellos creen que será una mejora para su vida.

La xenofobia, contra los venezolanos se ha convertido en una mala plaga que cada vez se extiende más y más pues a cualquier parte del mundo que se trasladan allí la encuentran, la crueldad en su contra no se detiene, tanto es el caso que obvian sus derechos humanos y libertades.

En este particular, tenemos el caso de Oriana Rosa Pérez, una venezolana de 20 años de edad que fue brutalmente atacada y golpeada por un grupo de policías de Bambamarca, en Cajamarca, Perú.

Esta joven, hizo la denuncia del hecho ocurrido, cuando ella se encontraba transitando con un amigo por el Jirón Francisco Bolognesi camino a su casa aproximadamente a las 3:30 am de la madrugada.

Sin embargo, de repente varios agentes de Serenazgo y ronderos, llegaron en un patrullero y sin mediar palabras comenzaron a golpearla a mansalva.

A través, de las redes sociales, ha sido difundida este acto tan vil, son considerados unos esbirros por la tortura que sin ningún tipo de piedad le propinaron a esta joven olvidando por completo sus derechos humanos y a su vez como mujer.

Los gritos de la venezolana en el momento de la agresión eran “Ya, por favor” mientras que los policías sin ninguna contemplación seguían dándole latigazos, y la golpeaban sin piedad ni descanso.

Los policías, que efectuaron tal aberración contra la venezolana, demostraron no tener ética profesional y mucho menos calidad humana, su xenofobia es tan extrema que son capaces de agredir a una persona sin importar su género solo por ser proveniente de un país que en su momento le tendió la mano a muchos extranjeros y que aún con la crisis que esta viviendo en la actualidad, muchos peruanos, colombianos, chinos entre otros, siguen haciendo vida en Venezuela y disfrutado de todos los derechos humanos y libertad tal y como si hubiesen nacido en el país.

Los que están actuando, movidos por la violencia deben hacerse un llamado de atención y reflexionar para que cese la injusticia, que al parecer se ha convertido en un practicar común a nivel mundial.