Al menos 5 mil botellas de vidrio usaron madre e hija para construir una casa, ellas apuestan por el reciclaje.

Una mujer y su hija llegaron a la Isla de Itamaracá, dándose cuenta de una gran cantidad de botellas regadas por lo largo y ancho de las playas en la arena, había basura por todos lados. Esto les dio una fantástica idea, ya que no tenían en donde vivir, decidieron recoger la mayor cantidad de botellas de vidrio posibles para construir su propia vivienda.

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Fue entonces como juntas, trabajaron de manera incansable durante la pandemia hasta que lo lograron, tuvieron su casa propia, algo que, actualmente, es bastante difícil de tener y muchos hasta lo ven inalcanzable.

Tanto Edna como Gabrielly, se fueron desde hace un tiempo de la ciudad de Curitiba, Brasil, donde vivían, para mudarse hasta la Isla de Itamaracá, pero dentro de sus planes no estaba construir una casa.

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La idea de hacer su sueño realidad fue de Edna, quien trabajó durante 18 años con el reciclaje y le pidió a  Gabrielly que la ayudara a recolectar las botellas. Una vez que las tenían todas reunidas, fueron limpiándolas por dentro y por fuera, con el fin de evitar que los desperdicios y suciedades comprometieran la construcción de la casa.

Fueron 6 meses de trabajo duro de madre e hija, en los que invertían 8 horas cada día, en las que no todo les salía bien y debían volver a intentar, iban aprendiendo día a día algo sobre construcción. Armaron bloques con cuatro o seis botellas y luego los pegaban con un mortero hasta darle la forma.

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Fueron 5 mil botellas que lograron recolectar, pero solo utilizaron 4.298 para hacer las paredes de su nuevo hogar, lo que una vez fue basura, ahora se había convertido en una verdadera obra de arte y gran ejemplo de reciclaje.

Estas dos mujeres admirables me pusieron nombre a su hogar, ahora se llama la Casa de Sal y la presentan como una demanda y alternativa para la ecología popular, con una visión de futuro que asegura una manera amigable para el medioambiente.