Su esposa Bernardette, lo cuidó hasta el último momento durante todos estos años de estar en coma.

Recientemente, se conoció la lamentable noticia de que, el futbolista Jean-Pierre Adams, después de haber pasado 39 años en estado de coma desde el año 1982. La única que prácticamente estuvo incondicionalmente a su lado, fue su esposa Bernardette Adams, quien le dio sus cuidados cada día.

La historia de este futbolista resulta muy particular, puesto que, pese a que llevó una vida muy sana y con mucho deporte, un día sufrió una fuerte lesión en la rodilla. Esto lo obligó a entrar a un quirófano para que le hicieran una cirugía común.

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Pero, lo que parecía algo muy sencillo, se convirtió en una pesadilla, por la negligencia médica con la anestesia, pues, el deportista no despertó nunca más. Pasó varios meses en el hospital internado, hasta que el equipo médico tomó la decisión de que debía irse a casa, pues, ya no podían hacer nada más por él.

Desde ese momento fue que, su esposa, comenzó a ocuparse de él, se levantaba a las 7 de la mañana todos los días para atenderlo y alimentarlo. Ahora, después de toda una vida en coma, Jean-Pierre no resistió, pues, su estado de salud comenzó a desmejorar y falleció.

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Muere a los 73 años de edad, en compañía de su esposa en su propia casa, según lo que pudo informar la cadena televisiva CNN.

Durante su carrera como futbolista, Jean-Pierre se destacó jugando en varios equipos de gran importancia en Francia, tales como, Nimes Olympique, Niza y Paris Saint-Germain. En dos oportunidades, hasta estuvo nominado a la selección adulta de su nación.

El estado de salud que mantuvo el futbolista durante su coma, no le permitía desconectarlo y hacerle la eutanasia, pues, se mantenía estable. Por ello, su esposa tuvo que soportar por muchos años, las críticas de algunas personas, cuestionándola porque lo mantenía en ese estado, en lugar de dejarlo ir.

Uno de los que estaba de acuerdo con la eutanasia era su compañero de equipo, Marius Tresor, quien una vez expresó, “incluso si se despertara, no reconocería a nadie. Entonces, ¿vale la pena vivir así?“.

La mujer nunca hizo caso a los comentarios de la gente y, por el contrario, se mantuvo siempre a su lado, cuidándolo hasta su muerte.