Un fabuloso espectro rojo se mostró en los cielos de la ciudad texana y pudo ser capturado en imágenes realmente sorprendentes.

Se le conoce como “tentáculos de medusa roja”, pero, su nombre científico es “espectro rojo”, es una descarga eléctrica que se produce en la atmósfera por encima de las nubes. Su paso por el cielo es demasiado veloz, dura unos 10 milisegundos máximo, por eso es que resulta casi imposible poder verlos y, por ende, tomarles una fotografía con una cámara común.

Una de las cosas más asombrosas de este fenómeno es que, nuestra vista y comprensión, solo alcanza a visualizar una pequeña parte de lo que es nuestro universo. Eso explica por qué cada vez que hay tormentas eléctricas, solo observamos el resultado final de éste, siendo un proceso mucho más complejo de lo que creemos.

Pero, la tecnología está de nuestra parte, y gracias a ella ahora podemos presenciar mucho mejor este tipo de fenómenos inusuales como lo son los “tentáculos de medusa roja”.

un-hermoso-tentaculo-de-medusa-roja-se-vio-en-el-cielo-de-texas-espectro-rojo-movidatuy.com

A simple vista podría asustar un poco, pues, es algo poco común a lo que nuestra vista no está acostumbrada, quien no sepa de qué se trata puede darle vueltas en la cabeza un sinfín de hipótesis acerca de qué podría ser. Por ejemplo, que podría ser un ovni. Más allá del susto que pueda dar, cuando observamos un poco más, nos damos cuenta de lo hermoso que es.

En el caso de Texas, Estados Unidos, Paul M Smith, quien es fotógrafo y camarógrafo, publicó las inéditas imágenes de este acontecimiento natural que se pudo ver en dicha ciudad. El espectro es realmente fascinante, los expertos aseguran que alcanza los 30 kilómetros de longitud a una altura de 100 Km. Es muy difícil verlos en los cielos durante las tormentas, pero pueden ser captados mediante cámaras de alta sensibilidad, por lo que, es casi imposible que podamos verlos.

Su apariencia es muy similar a la de una medusa roja, por ello se le conoce como “tentáculos de medusa roja”. El fotógrafo que se encargó de la increíble hazaña de tomar las fotografías fue Stephen Hummel, desde el observatorio McDonald, en el Mount Locke de Texas, Estados Unidos.