El chico se dedicaba a vender empanadas en la calle, pero, por un golpe de suerte, irá a estudiar en la NASA.
La pobreza puede llegar a consumir emocionalmente a las personas, al ver que no pueden lograr las cosas que más anhelan, ya que, lamentablemente para todo se necesita dinero. Así fue el caso de Arthur, un chico de origen brasileño que soñaba con comprar su propio telescopio, pero que, todos los gastos de la familia no se lo permitía.
Siempre fue aficionado de la astronomía y por ello antes había hecho noticia, además de su forma con la que estaba tratando de alcanzar su sueño. Como el joven añoraba tener un telescopio, Arthur comenzó a vender empanas a la calle bien temprano todas las mañanas.
Horneaba las empanadas la noche anterior, para calentarlas antes de salir a venderlas, quedando muy frescas y apetitosas. Un buen día y gracias a la atención que recibió de Razoes para Areditar, el muchacho se pudo comprar su primer telescopio.
Ahora bien, la historia no termina ahí, pues, más adelante le llegaría un golpe de suerte. Con todo el dinero que logró reunir de esa recaudación benéfica, también consiguió llamar la atención para poder tener una participación, dentro de un programa de concursos local.
Allí también recaudó dinero, el cual utilizó para seguir alcanzando sus sueños. Pues, resulta que, recientemente, Arthur logró viajar hasta los Estados Unidos, con el fin de iniciar un curso de entrenamiento de astronomía que impartiría la NASA.
El chico contó su experiencia diciendo, “Con el dinero de la colecta benéfica estoy planeando financiar mis estudios con el curso de la NASA. Además, parte del dinero se destina a la compra del equipo astronómico para que yo pueda estar mejor capacitado”.
Sabemos que vender empanadas tan temprano en las mañanas, es una tarea muy ardua, que pocos adolescentes son capaces de hacer. Solo quien está dispuesto a cumplir sus metas y persevera, puede llegar hasta donde se lo proponga, y Arthur es, justamente un ejemplo a seguir.