Un niño de tan solo 12 años, posee la madurez suficiente como para ayudar a la mujer que lo adoptó trabajando duro para sustentarla.
Erikson Bastos, es un adolescente de 12 años, oriundo de Brasil, proveniente de una familia muy humilde, pero de la que está muy agradecido. Para ello, trabaja a diario en busca de dinero honrado.
En realidad sabemos, que lo ideal sería que todos los niños del mundo vivieran dignamente, que estudien, jueguen y descubran las maravillas del mundo. Sin embargo, no siempre es así, pues, en el mundo hay una gran cantidad de niños que desde muy temprana edad han tenido que trabajar en busca de dinero y comida.
Deben dejar atrás sus estudios y momentos de recreación, haciendo que vivan una vida muy acelerada y llena de responsabilidades que no deberían tener. Como es el caso de Erikson, quien sale a la calle todos los días y trabaja a sol y sombra para llevar la comida a su hogar.
Hay que dejar claro que, en este y en todos los continentes, debemos estar en contra del trabajo infantil, aunque existan muchos que se vean en la obligación de tener que hacerlo por las necesidades que pasan día a día.
Este jovencito, lo hace porque su familia es muy humilde y por ayudar a su madre adoptiva Celia, de 57 años de edad, quien en siempre se esfuerza por darle amor a él y a toda su familia.
Los ingresos que han tenido, se han visto recortados debido a la pandemia que estamos viviendo, por lo que tuvo la necesidad de salir a buscar trabajo y así lo hace en una feria de comida que está muy cerca de su casa.
Lo que hace, en general, es ofrecerse a cargar las bolsas de las personas que hacen compras y por ello le dan recompensas. Todo lo que logra reunir lo lleva a su casa para contribuir con el mercado de comida de su familia.
Al pequeño, todos lo conocen como “Dentinho” y disfruta de la comedia y suele compartir las historias y anécdotas más graciosas de su vida en su perfil de Instagram.
Por su parte, Celia, comenta que se siente muy conmovida y agradecida de haber adoptado al niño, pues, cuenta que es muy colaborador. “Mientras tenga fuerzas, no faltará nada en la casa”, finalizó diciendo la orgullosa madre.
