El petróleo alcanzó este martes 18 de enero, un máximo en 7 años impulsado por las perturbaciones de la oferta, las tensiones geopolíticas y un incremento de la demanda, pese a los temores por el avance de la variante Ómicron.
El barril de Brent del mar del Norte cotizaba en 87,26 dólares (+0,9%) sobre las 04H50 GMT del martes, alcanzando un máximo desde el 30 de octubre de 2014 cuando llegó a 86,74 dólares.
El barril de West Texas Intermediate (WTI) subió hasta los 85,66 dólares llegando a un rango no visto desde el 2014.
Diversos factores contribuyen a este aumento. Por un lado, la suspensión de la producción “en Libia, en Nigeria, en Angola, en Ecuador y, más recientemente, en Canadá por el frío extremo”, explicó Hussein Sayed, analista en Exinity.
La producción desciende en países como Nigeria o Angola, que origina medio millón de barriles diarios menos que a mediados del año 2020.
“Los mercados siguen concentrados en el delicado equilibrio entre oferta y demanda, que parece tener un impacto bastante importante en las fluctuaciones de precios a lo largo de toda la recuperación económica pospandemia”, señaló Walid Koudmani, analista en la firma XTB.
Tensiones geopolíticas
De igual forma, influyen las tensiones geopolíticas entre Ucrania y Rusia, que podrían interrumpir el suministro de gas a Europa, o en el golfo Pérsico, donde los rebeldes hutíes de Yemen reivindicaron un ataque contra unas instalaciones de abastecimiento de petróleo en Emiratos Árabes Unidos.
Estos acontecimientos “atizaron aún más los precios” del petróleo, dijo el analista de ING Warren Patterson.
Junto a estas presiones sobre la oferta, la demanda continua en crecida a medida que la economía mundial regresa de manera gradual a su nivel de actividad prepandémico, pese a las perturbaciones por la aparición de la variante Ómicron.
También, el costo del gas natural, que aún se encuentra en un nivel alto, contribuye a la elevación del petróleo, puesto a que provoca un “aumento de la demanda de diésel y de fuel como un reemplazo del gas natural”; explicó Bjarne Schieldrop, del grupo de análisis SEB.
La OPEP en posición de fuerza
Los especialistas señalan a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) como solución a este ascenso; pero sus integrantes no quieren revertir apresuradamente los cortes de producción decretados al llegar la pandemia, cuando los precios se derrumbaron.
“Solo los miembros de la OPEP y sus aliados pueden hacer bajar los precios ahora bombeando más crudo. Pero en vez de ello, probablemente se aferren a su estrategia de relajación progresiva de la reducción de producción, puesto que se benefician de los altos precios actuales”; mencionó Hussein Sayed.
La OPEP y sus aliados (OPEP+) anuncian desde hace meses incrementos marginales de su producción que no dan respuesta a las necesidades de la demanda. Arabia Saudita ratificó este año el respeto a estos convenios y la importancia de estos topes.
Esto hace prever a muchos analistas que los precios sigan subiendo hasta superar el rango de los 90 dólares el barril; o incluso los 100 dólares.
Para Sayed, “lo que parecía imposible hace meses, ahora tiene muchas posibilidades de ocurrir”. Por ejemplo, los analistas de Goldman Sachs esperan que el Brent alcance los 96 dólares este año y 105 dólares en 2023.