Una mujer que perdió la visión en uno de sus ojos, ahora vende lámparas de sal durante la pandemia.
Sandra Aramayo es una argentina de 55 años que quedó ciega en el año 2017, pero pudo recuperar la vista en uno de sus ojos, gracias a la ayuda que le brindaron sus vecinos.
La residente de Salta, Argentina, sufrió la pérdida de la vista por una esclerocornea de la cámara anterior. Los médicos le dijeron a la mujer como diagnóstico, que solo se podía corregir haciéndole una costosa cirugía.
Obviamente, su familia no podía costearla, por lo que, cuando ya tenía todas sus esperanzas perdidas, brilló una luz de solidaridad. Sus vecinos la ayudaron a costear su operación.
Martín Arroyo, es el médico oftalmólogo que se encargó de hacerle un trasplante de córnea, que permitió que Sandra pudiera recuperar la vista en uno de sus ojos. Pero, no todo terminaba allí. Sandra todavía no tenía visión en el otro ojo y, en 2020, apareció la pandemia.
En ese mismo instante, ella y su esposo se quedaron sin empleo, lo cual hizo más difícil la situación, golpeando fuertemente su economía familiar. Su marido, Gabriel Pérez Paz, es productor de sonidos para eventos sociales, y todas esas actividades quedaron suspendidas por la pandemia.
Por supuesto, la pareja no se deprimió ni rindió, así que juntos comenzaron a emprender. Decidieron hacer un negocio de diseño y fabricación de lámparas de sal del Himalaya.
Sandra se encarga de hacer la decoración con la técnica de puntillismo en cada una de sus obras. Con esta técnica, hace hermosos diseños haciendo pequeños puntos de colores, formando una imagen cromática completa y original.
Su esposo Gabriel contó que “Nos ayudamos y colaboramos mutuamente, y de esa forma todos trabajamos. Vendemos nuestros productos a través de internet y los entregamos a domicilio. Gracias a Dios, por la calidad de los mismos la publicidad se fue dando de boca a boca y ya vinieron de Embarcación y hasta de Catamarca a llevar lámparas para revender”.
El material principal que utilizan para elaborar estas hermosas lámparas son las piedras de sal del Himalaya, las cuales adquieren ahí mismo en Buenos Aires, pero que, un proveedor las trae de Pakistán. Estas piedras las colocan en cuencos de cerámica que Sandra decora. Una verdadera obra de arte.