Los cefalópodos, al igual que todo el resto de su familia animal, tienen capacidades mentales como los niños.

Esta familia de animales marinos, entre los que destacan, pulpos, sepias y calamares, son seres vivos que ha llamado la atención de los expertos. Tanto biólogos como otros científicos, han puesto su atención en ellos, debido a su gran inteligencia.

Por ello, los han sometido a experimentos y pruebas para medir que tantas capacidades cognitivas tienen. En este caso, un grupo de sepias fueron usadas para para hacerles una prueba de inteligencia. El resultado fue impactante, ya que, se lucieron y sorprendieron a los humanos.

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Los animalitos pasaron por la nueva y acuática versión de la prueba del malvavisco. Este surgió en Stanford y, por lo general, suele colocarse a un niño junto a un malvavisco diciéndole que si no logra comerlo en 15 minutos, se le podrá dar otro y así pueda comerse los dos.

Con ello, se puede lograr la identificación de las habilidades mentales, tales como la capacidad de adquirir conocimientos y la planificación futura. Así como las sepias, los expertos en otras partes del mundo, han realizado la misma prueba en algunos primates, córvidos y perros, dando un resultado positivo.

En el año 2020, las sepias se sometieron a esta versión de prueba, en el que se abstuvieron de consumir carne de cangrejo por la mañana, para que en la noche, recibieran su plato favorito: los camarones.

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Según la ecóloga conductual Alexandra Schnell, este comportamiento podría deberse que las sepias tienen una gran capacidad de autocontrol. Por tal motivo, realizaron otra prueba con unas seis sepias comunes, que colocaron en un tanque especial con cámaras cerradas y con puertas trasparentes. De ese modo, podrían ver a su interior. En la parte de adentro, dejaron un trozo de langostino crudo en una, mientras que en la otra un camarón de pasto vivo.

Cada una de las puertas tenía símbolos con los que fueron entrenados los ejemplares para que los reconocieran. Los símbolos eran, un círculo que indicaba que abría de inmediato, el otro era un triángulo que abría después de 10 y 130 segundos y el siguiente era un cuadro en la puerta que no se abría.

La sorpresa fue que, absolutamente todas las sepias de todos los grupos, tanto de control como de prueba, decidieron esperar para poder comer su comida favorita. Tampoco se quedaron detrás de la puerta con el símbolo de cuadro, pues, sabían que esa puerta no se abre y no podían acceder a su alimento.

Increíble ¿te parece?