Por primera vez en la historia, líderes de las tres religiones, realizan una gran oración en unidad para que se termine la pandemia.
Judíos, cristianos y musulmanes, se reunieron por primera vez con el fin de elevar una oración para que cese de una vez la terrible pandemia que afecta al mundo entero. La petición de los religiosos comenzó así: “Dios, Tú que nos has alimentado en la hambruna y nos has provisto de abundancia, nos has librado de la peste y nos has liberado de enfermedades graves y duraderas. Ayúdanos”.
Este año, nos ha tocado vivir esta fuerte prueba, donde ha quedado demostrado que la vida es mucho más frágil de lo que imaginamos, pero también es verdad, que en la unión está la fuerza.
Tal vez Dios nos está mandando una señal, haciéndonos ver que necesitamos de él ahora más que nunca y que debemos buscarlo. Y nada mejor que a través de la oración, que sería el camino más directo a la comunicación con el creador.
Hemos visto el esfuerzo y dedicación de los trabajadores de la salud alrededor del mundo, pero, ahora, llegó el turno de los religiosos, aportando su granito de arena para que finalice esta pesadilla.
El coronavirus ha hecho que se aparte el individualismo, eso de velar por el interés propio es un egoísmo y, ha quedado atrás. Estamos en un momento de reflexión y de trabajo del uno por el otro realizando actos bondadosos y en unión con los demás. A otras personas les pueden faltar cosas que a ti te pueden sobrar, y esto sería de gran ayuda.
Estos líderes religiosos en Jerusalén, han hecho historia, y según informa una conocida cadena televisiva, todos los participantes se reunieron también para dar una alerta sobre el aumento del racismo, la xenofobia y la discriminación con el comienzo del coronavirus.
La congregación tuvo lugar en la terraza del Hotel King David en la ciudad Santa, en la que rabinos, jeques, imanes y patriarcas pudieron orar por el mundo. Cada uno de ellos, lo hicieron a su forma y a su lenguaje.
Es importante destacar, que la idea nació del Rabinato de Israel en conjunto con los ministerios de Exteriores e Interior y el Consejo Mundial de Líderes Religiosos.
Los acompañó el Arzobispo Pierbattista Pizzaballa, quien se encargó de recordar todo lo que la Biblia dice respecto a Jerusalén, que es una casa de oración para todos los pueblos.
La reunión se dio después de Semana Santa, sin peregrinos ni personas en las calles, por lo que fue, totalmente atípica. Sabemos que todo el mundo no puede ir hasta allá para orar, pero solo bastará con acompañarlos desde la distancia, enviándoles pensamientos positivos. En este momento, todas las religiones están unidas.