Todas las personas estaban ansiosas por ver los resultados y lo menos que se esperaban es el resultado que resultó, un joven que nadie conocía y que estaba con el peor record ante de la competencia, fue quien se llevó la medalla de oro.
Ahmed Hafnaoui, un desconocido nadador dejó impresionado al mundo por ganarse la medalla de oro, con tan solo 18 años, el atleta batió en la piscina a sus rivales en la disciplina de 400 metros estilo libre masculino.
Por su parte Hafnaoui, que nado en uno de los carriles exteriores por haber calificado como uno de los más lentos de la prueba, sorprendió a todos al avanzar a un ritmo asombroso en la final celebrada en el Centro Acuático de Tokio.
El joven nadador que sorprendió a todo el público detuvo el crono en tres minutos 43,36 segundos por delante del australiano Jack McLoughlin, quien era el favorito de la prueba y colocado en los carriles centrales. Para él fue la medalla de plata. El nadador estadounidense Kieran Smith se ganó la medalla de bronce.
Cabe destacar que el estadio quedó asombrado con la proeza y entre los muchos que quedaron atónitos estaba el mismo Hafnaoui. Quien exclamó “No puedo creerlo”. Es un sueño y se hizo realidad. Fue genial, fue mi mejor carrera.
El chico en su conmoción subió al podio de la ceremonia de medallas con lágrimas en sus ojos. Con su medalla, Túnez suma su quinta de oro y la tercera en natación.
Hafnaoui, es hijo de un exjugador de baloncesto de la selección nacional de Túnez, Mohamed Hafnaoui, compitió en los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2018, terminando octavo en la prueba de 400 metros y séptimo en la de 800 metros.
Para el año 2019, le dijo al medio tunecino La Presse que tenía como objetivo ganar su primera medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 2024 en París.
El joven al que nadie estaba mirando
Vale la pena resaltar que los ojos del estadio acuático de Tokio estaban puestos en el estadounidense Kieran Smith, que contaba con el impulso de un reducido pero muy animado grupo en las gradas y el australiano Jack MacLoughlin. Parecía claro, hasta que apareció él.
Hafnaoui irrumpió en la recta final con una fuerza que levantó a propios extraños, maravillados por su gesta.
Ni el mismo parecía poder creer que había ganado, levantando la mirada hacia la pantalla para ver el resultado, con un genuino gesto de incredulidad, sin saber muy bien cómo celebrarlo.
Hafnaoui después de creer su triunfo sacudió los puños, golpeó el agua y gritó y gritó, mirando hacía todos lados, con un público y su equipo totalmente anonadado.