En plena pandemia, un grupo de personas realizaron una fiesta exagerada en un yate y por el sobrepeso, todos terminaron en el agua.
Al menos 25 jóvenes ocuparon una embarcación que solo era para 10 personas para realizar una fiesta en el río Paraná en Argentina. Emocionados y eufóricos subieron al yate para iniciar su fiesta, pero poco después de avanzar se hundieron en el agua y tuvieron que ser rescatados.
Algunos jóvenes pueden llegar a ser bastante irresponsables, haciendo que cometan actos de este tipo que pueden terminar en una verdadera tragedia. Bien sabemos que durante la pandemia hemos estado encerrados por mucho tiempo y los chicos desean hacer las actividades que siempre acostumbraron, sin embargo, es necesario contener esas necesidades y esperar con paciencia a que todo termine en su totalidad.
Ellos mueren por ir a una fiesta, pero pueden terminar por meterse en problemas, tal y como les pasó a estos jóvenes, quienes fueron más allá del descuido y la falta de respeto hacia las normas de sus padres.
El suceso fue presentado en diversos medios de comunicación argentino, tales como, el Clarín y La Nación y respectivamente compartido en las diferentes redes sociales, haciéndose viral para mostrar las consecuencias de la ansiedad y falta de responsabilidad de estos jóvenes.
El yate, solo tenía capacidad para aguantar a 10 personas, tal vez dos más no hubiera importado tanto, pero ellos abusaron y allí están las consecuencias, duplicaron la cantidad permitida y se hundieron, no hubo fiesta. No entendieron que la cifra que permite la embarcación no ha sido pensada en la comodidad de los tripulantes, sino más bien en su seguridad.
Por ello, apenas la embarcación salió del muelle, empezó a hundirse en las aguas del río. Enseguida, un equipo de rescate tuvo que apersonarse en el lugar para poder rescatar a todos los chicos mediante el uso de máquinas, conociéndose que pretendían llegar hasta Isla Bonita, donde pensaban terminar la reunión.
Lo más insólito del caso es que, ninguno de los chicos presentes, llevaban mascarillas y mucho menos estaban respetando el distanciamiento social, lo que indica una falta enorme de conciencia.
Gracias a Dios no pasó a mayores.