Un extraficante y un sacerdote de origen brasilero, se han unido en una noble causa, creando un centro de rehabilitación.
Un hombre que decidió un paso adelante, luego de haber tenido la vida marcada por haber estado sumergido en el mundo de las drogas durante unos 11 años, cambió total y rotundamente, luego de que asesinaran a su hermano.
Célio Luiz Barboza, viajó a Brasil y allí conoció a un sacerdote con el que desarrolló una amistad que los llevaría a juntarse para crear un centro de rehabilitación para jóvenes que tiene por nombre “Fazenda da Paz”.
Barboza cambió su vida. Aunque su infancia fue normal, nació en una familia con muchas carencias de lo básico, como una familia completa, religión, educación, cariño y afecto. Fue entonces como a los 11 años cayó en las drogas, lo cual le deparó un destino lleno de problemas y de una vida espantosa.
En todos lados su nombre se empezó a escuchar, para mal, por supuesto, pues, llegó a convertirse en uno de los traficantes más grandes de esa región, pero nadie lo apresaba porque le tenían miedo. Gozaba de grandes lujos, tenía fama y poder.
Nadie podría creer que un hombre como él en algún momento llegaría a cambiar, pero fue entonces cuando ocurrió algo que sí lo haría cambiar. Tuvo que experimentar el doloroso momento de perder a su hermano quien había sido asesinado.
Durante todo ese tiempo de inflexión y dolor, conoció a un centro terapeuta en Brasil, en donde inició un largo proceso que ayudaría a comenzar una vida nueva, sin drogas. Allí encontró el amor, se casó y luego realizó un viaje con su cuñado para Piauí, Teresina, Brasil, en donde conoció al padre Pedro Balzi.
Casualmente, este cura tenía entre sus planes, crear un centro de terapia que estuviera estrechamente ligado a la religión. Ya llevaba más de un año en oración por cumplirla y como milagro de Dios, conoce a Barboza.
Actualmente, la casa de rehabilitación ha podido albergar y atender a más de 30 mil personas. Un acontecimiento increíble que demuestra que Dios sí puede cambiar a las personas.