En muchas partes del mundo se registran más casos de abuso en mujeres que en hombres, por lo que es sorprendente que en Irak se encuentren tantos registros masculinos, pues decidieron no quedarse callados ante la situación y expresar la mala experiencia vivida.
Por evitar el escarnio público, muchas personas abusadas prefieren callar su problema, sin pensar que una confesión a tiempo puede evitar daños mayores en el futuro.
Luego de hacer encuestas a varios países y territorios del mundo árabe arrojó un resultado inesperado. En Irak, son más los hombres que han informado sufrir acoso sexual verbal y agresión sexual física.
Un muchacho que no revelo su identidad cuenta su historia.
Sami (que no es su nombre verdadero) cuando tenía 13 años estaba en el baño de su colegio cuando fue sorprendido por tres estudiantes mayores que él, entre 15 y 17 años, lo acorralaron contra la pared y lo tocaron. Él se paraliza ante la situación quedando en Shock, luego reacciona y comienza a gritar desesperadamente.
Lo sucedido alerto a otros, quienes llamaron al director de la escuela.
Por su parte la institución educativa decidió expulsar a los agresores, pero sin informar a los padres la razón o la naturaleza del ataque.
Este joven Sami, fue atacado sexualmente por primera vez a los 13 años en el baño de la escuela.
Cuando el director llamó a Sami a su oficina, el los sintió como un segundo ataque.
En la escuela le dijeron que trataría este hecho como un incidente sexual consensuado y que tenía suerte de no ser expulsado junto a sus atacantes. El chico tenía otra oportunidad para quedarse.
Todos pensaron que estaban actuando en connivencia con ellos, expresó.
Sami conmocionado y abrumado por el ataque, toma la decisión de no contarle nada a su familia, todo lo sucedió se lo guardo a sí mismo.
Conmocionado y abrumado por el ataque, Sami decide no contárselo a su familia, guardándoselo a sí mismo y apenas comunicarse durante meses.
Cuando Sami tiene 15 años, su padre había fallecido poco más de un año. Fue un gran impacto para la familia esta pérdida porque él era quien llevaba el dinero a la casa para todos.
Sami creció en la provincia iraquí de Babilonia. La muerte de su papá obligo a Sami a salir a trabajar. Encontró un empleo en una tienda en el mercado local.
Entonces volvió a suceder, el dueño de la tienda tenía una gran atención con él, causando incomodidad en Sami.
Un día, ellos se encontraban solos en la tienda, y el dueño de la tienda lo acorraló y trató de besarlo y acariciarlo. Sami dominado por los impulsos le partió un frasco de vidrio en la cabeza y se fue corriendo.
Después de salir de ese empleo, tardo un año en conseguir otro, los comentarios del dueño le afectaron, aunque él nunca supo que dijo.
Cuando Sami tiene 16 años estando solo porque su madre y hermanos estaban lejos, llego un primo a visitarlo. Sentado junto a Sami, su primo saca el celular y comienza a ver imágenes pornográficas frente a él. De repente lo agarra, lo golpea y abusa de él.
El ataque fue fuerte para Sami, lo recordaba demasiado al punto que convenció a sus familiares a mudarse y alejarse de la familia.
Los ataques le ocasionaron trauma a Sami, que lo llevo a evitar relaciones románticas.
Comenzó a tener amigos y para no seguir llevando esta carga solo, decide contarles a sus amigos lo que le había sucedió por años. Al contarle a un pequeño grupo de amigos la respuesta fue inesperada, Sami se dio cuenta que no estaba solo en la experiencia, pues muchos de ellos también habían sufrido acoso o alguna agresión sexual.
Resultados que sorprenden
En diez países árabes, incluidos territorios palestinos, un mayor número de hombres que mujeres reportaron haber sufrido agresión sexual, verbal o física.
En Irak el 39% de los hombres expresaron haber experimentado acoso sexual verbal, comparado con el 33% de las mujeres.
También un mayor número de hombres iraquíes informaron haber sufrido violencia doméstica.
Un mayor número de hombres iraquíes también informaron haber experimentado violencia doméstica.
