No existen límites cuando alguien se propone una meta y así lo demuestra esta mujer de 64 años que practica el Pole Dance como toda una profesional.
Nunca es demasiado tarde para lograr aquello que queremos, no deben existir límites. Hay quienes piensan que al tener cierta edad ya no se pueden hacer algunas cosas que “solo un joven” podría hacer.
Esto no es para nada cierto, ya que, todo es cuestión de actitud, la edad no debe ser un límite para hacer esas actividades y cosas que se desean. Un ejemplo muy cercano a ello, es el de Robyn Warrener, quien ha tenido siempre un vínculo muy cercano con su hijo.
El hijo de Robyn, Mark McLauchlan, se desempeñaba como acróbata del Cirque Du Soleil, pero, un día, por una mala jugada del destino, se lesionó, haciendo que se terminara su carrera. Sin embargo, esto no lo detuvo, su amor por la gimnasia es mucho más grande y por ello, se refugió en el Pole Dance.
Con todo esto, Mark logró contagiar a su madre con esa energía, y enseguida se sintió atrapada por este bello arte, de modo que, ahora, es su pasatiempo favorito, manteniéndose completamente en forma.
Aunque madre e hijo no se pueden encontrar y verse cara a cara por la pandemia, siguen practicando cada día a través de las videollamadas, así que ellos no se detienen.
Robyn cuenta que se siente feliz y orgullosa, no solo por lo que ha sido capaz de lograr a su edad, sino que, además, lo está por la relación tan fuerte que ha desarrollado con su hijo: “No muchas madres hacen esto con sus hijos. Nos encantaría algún día llevar nuestro acto al siguiente nivel. He pensado en ir al Got Talent de Australia como el dúo de mamá e hijo que baila en la barra”.
La mujer comenzó a bailar cuando tenía 50 años, así que luego de 14 años de eso, decide demostrar todas sus habilidades con esta expresión corporal. Ella piensa que nunca es demasiado tarde para intentar hacer algo nuevo y de hecho, la gente se sorprende al saber su edad.
Pero, detrás de todo, hay algo más, que quizá sea la parte más bonita de la historia, y es que, Robyn intentó hacer Pole Dance para dar un poco de emoción a su Mark, quien se sentía bastante decaído tras haberse lesionado. Ella le dio ánimos para que no dejara escapar sus sueños.
Mark asegura que: “Mi mundo se vino abajo después de mi lesión. Regresé a Australia después de viajar por el mundo y mamá me animó a que la acompañara a una clase. Ella pensó que sería una buena manera de jugar, bailar y hacer algo por mi energía mental”.